Sí. Nosotras también seguimos pensando que el verano todavía tiene que llegar, que simplemente se ha despistado un poco con las fechas pero que llegará. Y por eso, seguimos con el biquini y la toalla preparados, el vestido de verano  tan bonito que nos compramos (que, por cierto, sigue con la etiqueta puesta) allá por mayo colgado en la percha y calzando cada mañana las sandalias aunque esté diluviando

Pero el tiempo por si solito se está encargando de que despertemos de esa ilusión a golpe de ráfagas de aire, litros de agua y regalarnos días grises casi negros.

Sí, por mucho que no hayamos tenido verano, el otoño ya está aquí y ¿sabes lo que implica eso? Cambio de armario. Un trabajo que se ama y se odia a partes iguales. Se ama porque tras sacar las 16 cajas de ropa de otoño, te das cuenta de que no tienes ropa y que tienes que irte de compras urgentemente.

Y que odias porque, en el momento que sacas la ropa te das cuenta que todo huele fatal, que está arrugado y lleno de bolas. Y sobre todo porque te das cuenta de que sigues guardando esa camiseta que hace 8 temporadas que no te pones pero que sigues guardando por si acaso un día…

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  1. Te quiero, no te quiero

Cuando cambiamos de armario tendemos a coger todo lo que tenemos en el armario y guardarlo hasta el verano que viene. Mal. El cambio de armario es el momento ideal para tirar todo aquello que llevamos 10 años sin ponernos, esa camiseta ajada que guardamos año tras año. Todas las prendas que cuando las veas pronuncies la frase ‘ voy a guardarlo por si acaso… ‘Deben ir directamente a la bolsa de basura, sin piedad.

Por otro lado, muchas veces catalogamos una prenda de verano y la guardamos como tal cuando en realidad podemos usarla todo el año. Una falda, una camiseta o una blusa así que no guardes la ropa a lo loco.

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  1. Limpiar sobre limpio

Otra de las cosas por las que vas a odiar aún más hacer el cambio de armario. Sí hay que poner lavadoras. Ahora puede que cueste y fastidie pero lo agradecerás cuando el verano que viene saques la ropa y te encuentres tu modelito favorito es muy buen estado. Lo que nuestras abuelas nos decían es verdad, la ropa limpia dura más tiempo y se conserva mejor.

 

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  1. Mide y vencerás

A veces nos lanzamos a guardar la ropa en cajas que luego no nos caben en el espacio. Debemos tener en cuenta el espacio que tenemos y dependiendo de eso escoger entre cajas de plástico, bolsas de cierre hermético o sacas industriales por ejemplo.

Hay una cosa que debes tener muy en cuenta y debe prevalecer sobre las demás ¡Que la ropa no vaya apretujada! ¿Quieres un truco? Haz una base de cartón. De esta forma, además de proteger las prendas de abajo, conseguirás que la montaña sea más estable y se mantenga erguida.

Por otro lado, debemos elegir bien la ubicación. Lo mejor es un lugar con poca luz, seco y con una temperatura idónea. Por ejemplo un trastero, el altillo de un armario o debajo de la cama. Si elegimos el trastero, recuerda que hay pequeños trucos que te ayudarán a mantenerlo ordenado y ubicar la ropa en el sitio ideal para que no te moleste.

 

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  1. Dobla bien, Protege mejor

No es ningún secreto que la ropa bien doblada ocupa menos. Es un incordio, sí, pero merece la pena dedicar tiempo a que no queden arrugas ni pliegues. Si te acuesta hacerlo, acuérdate de la bolsa de otoño que acabas de sacar y todo lo que tienes que planchar. ¿Merece la pena doblar bien o no?

Doblar es importante pero una arruga se quita. El ataque de las polillas en tu vestido favorito no tiene solución. Por eso, es tan importante proteger bien y añadir productos que las repelan. Lo mejor es que elijas un remedio casero como saquitos de lavanda, clavos de olor, cascara de naranja o limón o naftalina, por ejemplo.

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  1. Cada oveja con su pareja

Acuérdate de esa vez que de repente te regalaron un fin de semana en un spa o decidiste irte una semana al caribe y tuviste que sacar toda la ropa de verano para encontrar ese bañador que tanto te gusta o el vestido que tan bien te queda. La ilusión que te hizo encontrarlo y lo rápido que se te esfumó al ver como tenías la habitación con toda la ropa de verano por todas partes.

Para que esto no vuelva a pasar, lo mejor es que apiles por tipo de ropa. Camisetas de manga corta todas juntas, las faldas por un lado y los short por otro, etc. Y para no volverte loca, coloca pegatinas en la parte de fuera para identificar el contenido de cada una.

¿Y los zapatos? Lo mejor es que guarde cada pareja en una caja individual o una bolsa. Para que no pierdan la forma, rellénalos con papel.

 

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  1. Todo esfuerzo tiene su recompensa

Hacer el cambio de armario lleva tiempo, pero siguiendo estos consejos ese tiempo se verá reducido y podrás dedicar ese tiempo a irte de compras por ejemplo. Ahora que tienes todo bien ordenado ya aves que es lo que necesitas y que no, y da la casualidad que siempre se necesita algo ¿o no?